Destino o Casualidad

Ella iba caminando sola por la calle,

pensando: “Dios, qué complicado es esto del amor”,

se preguntó a sí misma cuál habrá sido el detalle

que seguro Cupido malinterpretó.

Él daba como cada noche vueltas en la cama,

sonó de pronto una canción romántica en la radio,

quizá fue Michael Bolton quien metió el dedo en la llaga

y como le faltaba el sueño, fue a buscarlo.

Los dos estaban caminando en el mismo sentido

y no hablo de la dirección errante de sus pasos,

él la miró, ella contestó con un suspiro

y el universo conspiró para abrazarlos.

Dos extraños bailando bajo la luna,

se convierten en amantes al compás

de esa extraña melodía que algunos llaman destino

y otros prefieren llamar casualidad.

Y él le pregunto al oído:

“Mi amor, ¿Dónde estabas

durante todo el tiempo que yo tanto te busqué?”

Ella le contestó: “Lo siento, es que estuve ocupada,

aunque para serte sincera ahora no entiendo en qué”.

La noche se hizo día pero no se fue la luna,

se quedó a verlos, apoyada en el hombro del sol.

“Alúmbrales con fuerza, brilla todo el día

y cuando llegue la noche yo sellaré su pasión”.

Dos extraños bailando bajo la luna,

se convierten en amantes al compás

de esa extraña melodía que algunos llaman destino

y otros prefieren llamar casualidad.

Y bailan sin que les importe nada

que suceda alrededor.

Y bailan, y la gente que les mira

va creyendo en el amor.

Dos extraños bailando bajo la luna,

se convierten en amantes al compás

de esa extraña melodía que algunos llaman destino

y otros prefieren llamar casualidad.